Inundaciones, cientos de hogares perdidos y un saldo de al menos 16 muertos es lo que dejó el paso devastador del huracán Milton por Florida en octubre del 2024. Los datos son contundentes: este ciclón fue uno de los más intensos registrados en la historia de la cuenca atlántica y que alguna vez haya azotado el Golfo de México. Aquello plantea un panorama desolador para la nueva temporada de huracanes: su ferocidad sobrepasaría los límites posibles.

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Del sábado cinco de octubre al lunes, Milton avanzó a categoría cinco. Su velocidad descendió a categoría tres cuando tocó la Tierra, pero eso no alivió su intensidad y fue suficiente para arrasar con unas 120 casas y arrancar el techo del estadio Tropicana Field. Este fue el segundo huracán consecutivo de categoría cinco de la temporada tras Berylen julio, lo que convierte a 2024 en el sexto año desde 1950 (tras 1961, 2005, 2007, 2017 y 2019) en el que se producen dos o más huracanes de categoría cinco.

Los huracanes alcanzan el máximo

Los huracanes de categoría cinco sobrepasan los umbrales de los 250 km/h, según la escalada de Saffir-Simpson. Esta se considera la categoría de máxima intensidad y representa daños catastróficos.  Y la tendencia indica el empeoramiento de los huracanes, lo que plantea un pronóstico más acuciante y a lo que se le atribuye el cambio climático como principal causante.

Desde National Geographic plantearon cuál sería la potencia que las próximas tormentas tropicales alcanzarían. El panorama además contempla no solo la velocidad de los vientos, sino también otras catástrofes, como las inundaciones de agua que podrían verse exacerbadas por el cambio climático.

A finales de siglo, los huracanes podrían ser el doble de feroces

Varios factores contribuyen a la formación de un huracán. Según Kerry Emanuel, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, los dos más importantes son la temperatura del océano y la temperatura de la columna de aire hasta unos 20 kilómetros.

Cuanto más calientes están esos dos elementos, más energía tiene disponible una tormenta para convertirse en ciclón tropical(conocidos como huracanes en el Atlántico y tifones en el Pacífico). Históricamente, añade, en ningún lugar del planeta el agua ha sido lo bastante cálida como para que la velocidad del viento de un ciclón tropical supere los 320 km/h, son raras las tormentas que se acercan a eso.

Sin embargo, “a medida que se eleva el contenido de gases de efecto invernadero en la atmósfera, provocando un aumento del calentamiento, ese límite crece. Así que es posible que a finales de siglo, si no conseguimos frenar los gases de efecto invernadero, el valor máximo esté más cerca de los 350 kilómetros por hora”.

La categoría cinco sería insuficiente

Como resultado, sugirieron la idea de una Categoría 6, para tormentas con vientos máximos sostenidos de 310 km/h o superiores, y descubrieron que, entre 1980 y 2021, cinco tormentas habrían alcanzado esa clasificación, todas ellas en los últimos nueve años del registro.

En su estudio, los climatólogos Michael Wehner, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, y James Kossin, de la Fundación First Street, sugirieron que, en un mundo que se calienta y en el que las tormentas intensas son cada vez más frecuentes, la naturaleza indefinida de la categoría 5 puede ser insuficiente para transmitir los riesgos asociados a los huracanes más potentes.

Pero Enmanuel advierte que el mayor problema de los huracanes más peligrosos no es necesariamente el viento. Es el agua.

“Existe un consenso absoluto entre los científicos del clima en que el aumento de la temperatura incrementará las precipitacionesen los huracanes”, detalló Emmanuel. “Es física pura y dura.  Por tanto, el verdadero aumento del peligro por el cambio climático no se debe tanto al aumento de la intensidad, aunque eso es importante. Se trata del aumento de la lluvia”.